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«Solo disfruta de tu vida, sin pisotear a los demás». Este verso tan simple y tan lleno de verdad es quizá uno, entre tantos que se pueden encontrar, de los que mejor resumen el contenido de la obra que el lector tiene entre sus manos: Verdades del alma. Ya el mismo título es toda una declaración de intenciones por parte de su autora, Amaia Irigoyen Lassa. A través de sus versos, donde parecen entremezclarse la poesía y la narrativa, la autora saca a la luz los defectos y las virtudes del alma, del hombre y de la sociedad en la que vivimos. Amaia Irigoyen consigue poner en evidencia, sin ningún tipo de tapujo ni tabú, nombrando pero sin nombrar, los comportamientos más miserables del ser humano, los cuales provocan que en la sociedad prevalezcan prejuicios y juicios éticos y morales sobre los que nadie tiene la potestad de decidir. La autora alza la voz contra las injusticias sociales, la xenofobia, la homofobia, el machismo, la destrucción del medio ambiente, el consumismo descontrolado, los vicios y hábitos tóxicos... Pero no todo es crueldad, también hay hueco para la esperanza, la lucha por la superación personal y por recuperar la autoestima de los seres vejados, el amor, la paz, la amistad..., un resquicio para el optimismo basado en la creencia de que «El mundo no es tan malo, solo hay falta de realidad». Con un estilo muy personal, la autora logra conectarse rápidamente con el lector, desnudándose al mismo tiempo el alma de los dos, inyectando en las venas sus versos hasta activar en la mente y el corazón del lector el reflejo de los sentimientos y convirtiéndolos en lecciones filosóficas que le harán replantearse muchas caras del prisma y descubrir otras que siempre habían estado escondidas desde la perspectiva que tiene y que cambia al levantarse de la silla y alzar la mirada girando la vista hacia todos los lados.